Se acerca una de las noches más divertidas del año. Sobre todo para los más peques.
Aunque el imaginario de Hollywood se ha apoderado de esta fecha para solaz de los pequeños de la casa, esta celebración no es para nada extraña.
Este homenaje al otro mundo se viene celebrando en todas las culturas de una u otra manera desde hace siglos.
“Halloween” es la contracción de “All Hallows eve”, en castellano: Noche de todos los santos.
Ya nos suena más, verdad?
Esta celebración viene de la tradición celta del “samhain” que Gregorio IV incluyo dentro de las celebraciones cristianas.
Los romanos tenían las “parentalias” y las “lemuralias”
En el imaginario del “día de muertos” en Méjico, como en el “samhain”, también se celebra que esa noche se abre un portal entre ambos mundos y que podemos contactar con los que marcharon hace tiempo.
Nos disfrazamos de espectros para confundirnos y mezclarnos con ellos.
La calabaza viene de una historia publicada en un periódico irlandés en el siglo XIX que se hizo muy popular: La historia de “Jack O’Lantern”(El farol de Jack), un borracho avaro muy ingenioso que engañó al diablo y fue condenado a vagar por toda la eternidad con una linterna hecha con un nabo.
La historia viajo a EE.UU con los emigrantes irlandeses y allí se mezcló con el cuento del jinete sin cabeza de “Sleepy Hollow” que cabalgaba con una calabaza sobre los hombros. De ahí la moda que ha perdurado hasta nuestros día de las lámparas con calabazas terroríficas.
En España existen muchas tradiciones distintas en cada región que incluyen muchos elementos de origen celta, romano, etc,..: Disfraces, canciones y por supuesto, como en casi todas nuestras fiestas, comida: Torrijas, huesos de santo, buñuelos, pestiños, monas,..etc,..