Te despiertas desorientado. Anoche no pusiste el despertador. No sabes qué hora es y ese no es tu cuarto. Te levantas deprisa, un poco estresado. Estas acostumbrado al ritmo de la semana laboral y tienes la sensación de que te has quedado dormido y de que llegas tarde al trabajo. De repente te das cuenta. ¡¡Estás de vacaciones!!
De nuevo vuelve una pequeña sensación de ansiedad,..”¿Ahora qué hago? ¿Qué tengo que hacer primero, me visto, me ducho, desayuno?” No te preocupes. Esta sensación es normal. Es lo que ocurre cuando de un día para otro te quitas de encima horarios, obligaciones, etc ..Respira hondo. No tienes que hacer nada,.. Bueno, solamente una cosa. Disfrutar de no hacer nada.
Disfruta de un desayuno sin prisa, date un caprichito dulce. Tómate otra taza de café. Después de ese magnífico desayuno puedes continuar disfrutando de no hacer nada. ¿Qué tal, echarse una “siesta del borrego” en la playa? Como los sábados por la mañana cuando eras pequeño y después del desayuno te quedabas dormido delante de la tele viendo los dibujos animados.
Si tiene ganas de descubrir cosas, puedes acercarte al parque natural de Delta del Ebro y si viajas con peques, o no tan peques, vivir una aventura en un parque temático; Port Aventura, Terra Mítica, Terra Natura,…
¿Qué tal un arrocito a mediodía? Hoy no tienes que volver al trabajo después de comer. Disfruta de una sobremesa interminable y después, porque no, otra siestecita. ¿Qué tal una bebida refrescante cuando empiece a caer el sol en una terracita? Un rato de charla en buena compañía.
Los Italianos lo llaman “Dolce far niente” El placer de no hacer nada. El placer de disfrutar del tiempo libre, de las vacaciones, de la vida.
¿Y a ti? ¿Qué te gusta hacer, cuando no tienes que hacer nada?